Poesía de la autoría de Liaazhny en zapoteco y en español

miércoles, 31 de marzo de 2021

 

 

El Cantarito

Por: Elizabeth Alejandra Castillo Martínez/Liaazhny

Estábamos terminando de cursar un diplomado para mejorar la Educación en México impartido por excelentes profesionales Cubanos, recuerdo con mucho agrado que fueron muchos los profesores que concluyeron después de dos años de intenso trabajo.

Con el afán de celebrar ese logro se realizó un sencillo programa en el cual hicimos un pequeño intercambio de regalos. A mí llegó un hermoso cántaro y cuando tuve que decir unas palabras, viajé de inmediato hasta mi niñez y mi hermosa tierra tan grande en creencias culturales y su forma de ver el mundo.

Cuando tenía como nueve años enfermé, siempre me dolía el estómago, no dormía bien, estaba irritable y durante el día solo quería dormir, empecé a adelgazar más y parecía un costal de huesos, casi no comía y mi piel se tornaba amarillenta. Un día estaba sentada afuera de la casa cuando pasó la señora Isabel que en paz descanse y le dijo a mi madre, ¿qué tiene tu niña? Y mi mamá le hizo un breve resumen de mis síntomas y ella con mucha seguridad le dijo,- ¡Tiene susto!¡Se quedó en algún lugar! Trae a la señora para que la cure, se puede morir.

Contactó mi mami a la señora curandera inmediatamente y ella ordenó juntar trece tipos de flores, parafinas, alcohol o mezcal, un plato hondo con agua y un cantarito. Una vez reunido todo el material se acordó el inicio del ritual que tendría que ser por tres días consecutivos y muy cerca de las 12 del día.

El inicio como muchos de ustedes conocen, muy solemne, con mucho respeto y siempre encomendándose al creador, la señora(mail Leen Abraham) dio inicio. Justo a las doce del día me llevó a la orilla del pozo que en aquel tiempo tenía mucha agua y con los rayos del sol se veía hasta el fondo.

Tomó el Cantarito vacío y golpeando sobre la boca de este empezó a llamar en Zapoteco, Tib nees, tib nees Betoooo, Tib nees, tib nees betooo,( en español quiere decir, sigue el camino Beto, sigue el camino, ese camino lo indicaba el sonido del Cantarito)  mi mamá la interrumpió tocando su hombro y muy quedito le corrigió en zapoteco- Betty Nan mail Leen, Betty.(Betty comadre Elena, Betty)  La ancianita reanudaba el llamado y otra vez… Tib nees tib nees Betooo y así lo hizo durante tres días justo a  medio día.

Ustedes ya han de imaginar, cualquiera ante ese llamado insistente a medio día y a través del eco del pozo, no se podía resistir a regresar. Ese fue el resultado de esa curación de susto y de que trajera a mi alma de regreso a mi cuerpo según nuestra cosmogonía, por eso me llamaba a través del cántaro y que después de esto realmente mejoró notablemente mi salud.

 Lo anecdótico y la relación que encontré a este hecho fue muchos años después, cundo conocí a mi compañero de vida y dije: “Bendito cántaro” a quien llamó la ancianita suplicante en aquel tiempo, fue a Beto, (así se llama mi esposo) que llegó desde el norte del país a conocer y a casarse con su Princesa Zapoteca.

Primer lugar en el concurso Cuéntame tu historia de grupo SABIR.



jueves, 4 de marzo de 2021

 

LA CITA

Fue un lunes por la mañana

Cuando ella posó frente al espejo,

Quería verse especial ese día

Tenía un esperado encuentro.

 

Como en algún tiempo

Escogió un bonito vestido

Algo lindo pero discreto

Zapatillas y bolso combinable.

 

Maquillaje ligero,

Perfume dulce y delicado aroma

Solo unos pequeños pendientes

Y un collar de perlas sintéticas

que hacía contraste con aquel vestido.

 

Llegó la hora, ilusionada

Y con una emoción conocida,

Llegó al punto del encuentro,

Su añejo corazón latía con fuerza,

Y no podría describir su sonrisa

Al ver la silueta de aquel hombre amado.

 

Él al verla la saludo con un cariñoso beso

Diciendo con su enorme sonrisa

Que también él sentía que aquél encuentro

“Era una cita”

 

Sonrieron juntos y se fueron,

tenían un largo día solo para ellos.

Te amo por siempre, adorado Hijo.


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